Profesamos que los pasajes bíblicos que predicen el futuro del mundo se cumplirán tal como ha sido el caso de muchas otras predicciones de la Biblia a lo largo de los siglos. Albergamos la convicción de que en la actualidad vivimos en un periodo que la Biblia denomina «los últimos —o postreros— días» y que se refiere a la era que precederá el retorno de Jesucristo (2 Timoteo 3:1). Su Segunda Venida cumplirá la Escritura: «Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de Su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos»(Apocalipsis 11:15).
Siete años antes que regrese Jesús, un poderoso dirigente internacional conocido como «el hombre de pecado», «el hijo de perdición» o «el Anticristo» subirá al poder (2 Tesalonicenses 2:3-4). Al cabo de tres años y medio de su reinado se declarará Dios y exigirá el culto y adoración del mundo (Daniel 9:27; Apocalipsis 13:4,7). En esa época se instaurará un sistema de crédito universal, por el cual nadie podrá comprar ni vender legalmente artículos de primera necesidad sin ser portador, en la mano derecha o en la frente, de la marca, nombre o número de ese implacable demagogo. Se conoce ese signo como «la marca de la bestia» (Apocalipsis 13:16-17). Esta sucesión de acontecimientos sumirá al planeta entero en un período de caos social y persecución religiosa sin precedentes, que la Biblia cataloga «la Gran Tribulación» (Mateo 24:21).
Es nuestra creencia que durante dicho periodo de Gran Tribulación los cristianos permanecerán en la Tierra (Mateo 24:15-31). Incontables cristianos escaparán de las violentas agresiones del Anticristo y pregonarán valerosamente el Evangelio de la salvación hasta el retorno del Señor (Daniel 11:32-35). Muchos adeptos de otras religiones también se rebelarán contra el régimen mundialista (Daniel 8:23-25).
Los tres años y medio de Gran Tribulación culminarán espectacularmente con el retorno de Jesucristo a la Tierra (Mateo 24:29-30). Los que hayan reconocido que Jesús es su Salvador serán rescatados sobrenaturalmente de sus perseguidores durante el Arrebatamiento, prodigioso suceso en el cual los cuerpos de los creyentes serán transformados en cuerpos gloriosos, inmortales, parecidos al de Jesús resucitado, mientras ascienden para encontrarse con el Señor en el aire (1 Tesalonicenses 4:16-17; 1 Corintios 15:51-52).
Las fuerzas del Anticristo serán entonces aniquiladas por Jesús y Sus huestes celestiales en la Batalla de Armagedón (Apocalipsis 16:16-21; 19:11-21), hecho que marcará el inicio del gobierno de Cristo en la Tierra, el cual se extenderá durante un periodo de mil años y se caracterizará por la paz, la justicia y la equidad para toda la raza humana (Daniel 2:44; Apocalipsis 20:1-3).
Concluida dicha era, Dios regenerará la Tierra y la atmósfera (2 Pedro 3:10-13), creando un paraíso terrenal. La ciudad celestial de Dios, la Nueva Jerusalén, descenderá entonces de lo alto cual joya deslumbrante para posarse sobre la nueva Tierra. «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán Su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será Su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir» (Apocalipsis 21:3-4 NVI).
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