Desde sus orígenes en 1968, La Familia Internacional —que en un principio se denominó Los Niños de Dios o Los Hijos de Dios— ha tenido una trayectoria bien interesante. Sus integrantes recorrieron el mundo difundiendo el mensaje del Evangelio por medio de impresos, canciones y producciones audiovisuales, y llegaron a tener presencia en más de 100 países. Lograron establecer una red mundial de comunidades cristianas cooperativas y autónomas al tiempo que atendían a los necesitados mediante la evangelización, sesiones personales de asesoramiento, seminarios, labores de ayuda humanitaria y de socorro y la difusión del mensaje del amor de Dios por todo el mundo.
Nuestro movimiento se ha caracterizado por las actividades misioneras y humanitarias que ha llevado a cabo en todo el planeta. Para finales del año 2018, los integrantes de La Familia Internacional habían comunicado el mensaje del Evangelio a más de 310 millones de personas, y rezado con casi 35 millones para que aceptaran la salvación que ofrece Dios. Desde nuestros inicios hemos producido y distribuido más de 1.100 millones de ejemplares de impresos de evangelización en 61 idiomas, y más de 16,6 millones de casetes, discos compactos y DVD en 20 idiomas.
Orígenes
La Familia Internacional comenzó en Huntington Beach, California. Fue ahí donde nuestro fundador, David Brandt Berg (1919–1994), conocido también como el padre David, con la ayuda de su esposa y sus hijos adolescentes empezó a misionar a los jóvenes de la contracultura de los años 60, que se congregaban en dicha ciudad balnearia. Gran número de ellos, al entablar una relación personal con Dios a través de Jesucristo, experimentaron una transformación radical.
Muchos entonces decidieron consagrarse al servicio de Dios y el prójimo. A fines de 1969, cuando el grupo tenía cerca de 100 integrantes, los medios de comunicación le dieron el nombre Los Niños de Dios. En 1972 ya había 130 comunidades de miembros a plena dedicación repartidas por todo el mundo. A principios de 1978, el movimiento se reorganizó y comenzó a llamarse La Familia, y posteriormente La Familia Internacional (LFI).
Centros misioneros comunitarios
Desde los inicios de La Familia Internacional en 1968 hasta el año 2010, los integrantes a plena dedicación vivieron en comunidades, a imitación de los primeros cristianos, compartiendo sus bienes materiales y recursos y distribuyéndose las tareas. Esa forma de vida económica y comunal potenció sus esfuerzos y desempeñó un importante papel en la expansión de sus actividades y el establecimiento de obras misioneras por todo el mundo.
Si bien las comunidades cooperativas cumplieron una destacada función en la historia y el desarrollo de La Familia Internacional, en el año 2010 abandonamos el modelo de hogares comunitarios.
La Familia Internacional en línea
La estructura del movimiento ha cambiado en numerosas ocasiones a lo largo de su historia, a medida que ha ido convirtiéndose en una organización internacional. En 1995 adoptamos unos estatutos que codificaban las creencias, derechos y deberes de los integrantes plenamente consagrados. Dentro de ese marco, cada integrante es libre de tomar las decisiones que quiera y actuar según su iniciativa.
En el año 2010, tras un proceso de dos años en que se evaluaron la estructura, la doctrina y las prácticas del movimiento —las cuales en gran medida tenían sus raíces en el modelo de hogares comunitarios de siempre—, se empezó una reorganización integral conocida como el Reinicio. A consecuencia de ella se adoptó un nuevo modelo estructural y se cerraron la mayoría de los anteriores centros comunitarios, con el fin de cumplir mejor el propósito de comunicar al mundo el mensaje del Evangelio y permitir mayor diversidad.
Con el fin de reflejar la reestructuración que se ha hecho y el objetivo de dar plena libertad a las personas para que operen de forma independiente, se han simplificado y modificado los Estatutos.
En estos momentos, LFI funciona como una comunidad virtual (te invitamos a visitar nuestro portal). A pesar de los numerosos cambios que ha experimentado La Familia Internacional en sus cincuenta años de historia, su dedicación evangelista y su misión de llevar el mensaje del Evangelio al mundo permanecen inalterables.