Den gracias al Señor por Su misericordia y por Sus maravillas para con los hijos de los hombres. Salmos 107:8
Me encanta oír las alabanzas que me dedicas por esa noche en que vine al mundo. Traje conmigo el don perenne del amor. Gracias a Mi sacrificio, puedes vivir para siempre. Me lleno de alegría al oír tus alabanzas por las diversas facetas de ese primer regalo de Navidad que hice al mundo. Y esa misma dicha te invadirá también a ti. Jesús
Los ángeles que entonaron alabanzas la noche en que nací siguen haciéndolo hoy en día. A veces el ruido y el ajetreo de la vida ahogan sus voces; pero si escuchas con detenimiento, las oirás. Acompáñalos entonando alabanzas a Mi Padre. Jesús
Alábame por las bendiciones que dibujaron en tu rostro una sonrisa, que te hicieron reír o te levantaron el ánimo.
Alábame por los niñitos -los tuyos, si tienes, y si no, los ajenos- y por la naturalidad y sencillez que aportan al mundo.
Alábame por Mi creación, por la belleza que he puesto a tu alrededor, tanto en la naturaleza como en el corazón de quienes te aman. La alabanza te reconforta el espíritu y renueva tu sensación de bienestar.
Alábame por Mi luz y Mi verdad, que en la Pascua resplandecen con fulgor en medio de un mundo cada vez más oscuro y desolado.
¡Alábame por todo! Jesús